Es más fácil que Mahoma vaya a la montaña.



Me encuentro en muchas ocasiones que los pacientes, a la hora de exponer un problema y al preguntarles que es lo que quieren conseguir, muchos contestan cosas como: no quiero que eso me vuelva a ocurrir nunca más, o no quiero ver a tal o cual persona... o en otras circunstancias oyes hablar sobre la importancia de por ejemplo poner la cabecera de la cama orientada hacia el norte por los beneficios que ello le aportará.
Considero que todo esto es como intentar llevar la montaña a Mahoma, en vez de realizar algo mucho más fácil y real, que sería acercarnos nosotros a la montaña. En ocasiones, cuando un paciente me ha dicho algo así como que algo no quiere que le vuelva a ocurrir, les contesto que ya me gustaría a mi tener una varita con la que poder hacer desaparecer eso de su vida, pero aun con todo y con eso ¿realmente quieres olvidar o no enfrentarte a tal persona o problema? ¿borrarías el aprendizaje que has conseguido con ello? ¿no sería mejor en vez de mover todos los muebles de sitio para orientar la cama al norte acondicionar nuestro cuerpo a la situación actual? Es decir, es mucho mejor para el propio camino comprender el porque de las causalidades que evitarlas o intentar olvidarlas.
Muchas personas esperan que las cosas sucedan sin ellos tomar cartas en el asunto. O sea, vengo a realizar una sesión de terapia, a ver si me "quitan" tal cosa. Y no es ese el concepto, la idea debería ser otra. Venir a terapia para conseguir ver, comprender, sentir de una manera diferente y desde ahí, gestionar las emociones que me han llevado al desequilibrio de diferente manera. Ese es el trabajo. Cuando esto se comprende y se integra de alguna forma, es entonces cuando vuelves a verlos y se sienten mucho mejor. Ahora no le hace falta cambiar la orientación de la cama, ya duerme mejor. Ahora no le importa encontrarse con tal persona o que le digan tal cosa, ha aprendido y gestionado las emociones desde el aprendizaje.