Violencia gratuita
Era domingo por la mañana y estábamos tomándonos algo mi pareja, mi hijo y yo en la terraza de un bar mientras dos mesas más allá se encontraba un tipo dándole de comer a su hijo de dos años escasos. El tipo en cuestión va poniéndose cada vez más nervioso hasta que comienza a pegarle en las manos, el niño no lloró, sólo se quejaba. Pero al padre (supongo que sería el padre o al menos eso quiero pensar) por lo visto no le bastó, y a cualquier acto del niño le contestaba pegándole, hasta que al final rompió a llorar con la mano como un tomate. Nadie hizo nada a pesar de que mi pareja estaba pegando saltos en la silla ya. Yo le comenté que no hiciese caso, que iba a acabar demasiado nerviosa, que dejase de mirarle. Yo no miré en ningún momento, pero ante los sonidos no podía hacer nada, e iban llenando poco a poco mi cabeza.
Al final no hicimos nada nadie. Ni yo, ni mi pareja ni nadie de los que estaban o pasaban por allí y miraban. ¿Y si hubiese sido una persona octogenaria? Casi puedo ver hasta la gente entrando en las cabinas de teléfono para salir con una super S en el pecho. El de la terraza tendría alrededor de los 37/38 años. Me gustaría que imaginases una cosa. ¿Puedes cerrar los ojos e imaginarte caminando por la calle y pasar por al lado de una persona de 37 años que le está pegando cachetes en el culo a una persona mayor? ¿Quien no ha visto en alguna ocasión a una madre perdiendo los nervios y pegándole a su hijo con fuerza en el culo o en la boca con el revés de la mano? ¿imaginas cómo te sentirías si te hiciesen a ti eso?¿porqué el niño debería sentirse de una manera diferente? y si es porque así aprende... ¿porque no se les pega a las personas en las universidades para que aprendan más rápido?. Yo mismo recuerdo eso en mis carnes, y la creencia es tan fuerte que incluso llegas a pensar que bueno, que no es para tanto, e incluso que una ostia a tiempo lo soluciona todo, pero en el fondo sabes que eso no es cierto. Todos hablamos sobre la no violencia, pero ¿y la no violencia infantil? A mí no me han pegado hasta la saciedad, pero ya no es tan solo la fuerza lo que está en juego, si no la humillación.
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A mi me pasa que cuando veo algo así, intervengo. Las últimas veces que me he visto presenciando este tipo de violencia, he podido intervenir, sin ponerme agresiva: y dio resultado. En este momento estoy pensando en dos casos en concreto.
ResponderEliminarPienso, que en estos casos, la intervención, si se lleva a cabo correctamente, siempre arroja un resultado transitorio: en ese momento -en principio, solo en ese momento- se corta la violencia. A veces, quiero pensar, este tipo de intervención, puede ser semilla de algo.
Los padres solemos ponernos nerviosos con nuestros hijos. Lo que nos cuesta entender, es que estos hijos que nos enervan, nos están mostrando nuestros miedos, nuestros radicalismos, nuestros patrones mentales.
Nadie nos enseña a ser padres. Y todos necesitamos aprender.
En un mundo, donde la sensibilidad humana, se cutltiva en una escala muy mínima, la violencia es la que resuelve todo.
No sabemos lo que es el respeto. Permitimos que nos abusen, por ejemplo, desde el gobierno, no nos hacemos respetar y por lo tanto, no respetamos.
Abusar de un niño es tan fácil. Tan sencillo.
En mi caso, mientras pueda hacerlo, he tomado la decisión -hace tiempo ya- de intervenir cuando veo situaciones de violencia y abusos de este tipo.
He aprendido que que ante algo así, que nos conmueve tanto, lo mejor es actuar como una gran madre (en mi caso, femenino, mismamente, je) que va a ir a favor del adulto que propicia la violencia y del niño que la recibe.
Para mí, esto está siendo una gran enseñanza, ya que antes, intervenía desde la violencia y todo se volvía muy duro.
La primera vez que probé una intervención no-violenta, fue con un grupo de jovencitos, medio borrachos, que estaban golpeando a un niño de dos años, hijo de una madre jovencita que estaba en el grupo. Tuve que apretar el corazón, contener las lágrimas, ir a ellos, y comenzar a alabarle el niño a la madre, decirle lo hermoso que era, y que yo vivía en la esquina, que tenía una hijita chiquita y que a lo mejor, le gustaría dejar que el niño viniera ahora, a jugar con ella. Me dijo que sí. Uno de los chicos, cogió al bebé en brazos y lo trajo a mi casa (fue en Uruguay, a finales del año pasado), por el camino, le dije que me parecía muy duro que le estuvieran pegando al niño. Que lo cuidaran, que era hermoso. El chico escuchaba.
El bebé jugó mucho en casa. Irene, mi madre,el nenito y yo pasamos un rato largo y muy hermoso.
Después -era tarde- se lo llevé a la mamá. Estaba muy agradecida. Los chicos estaban distintos. Hablamos como mamás, ella y yo. Y después... ¡quién sabe cuál es camino del niño, de su madre, el mío!
Cuento esto, por si puede servir de "pista" para intervenciones urgentes.
Un abrazo!
Hola Dinorah.
ResponderEliminarClaro que si! Pienso que es la mejor manera de hacerlo, tal y como lo comentas, de hacer de gran madre. Y también sea quizás la mejor manera de sembrar algo que pueda dar un buen fruto, puesto que con violencia... no se yo como acabaría la cosa... o si.
Me jode personalmente no haber actuado de ninguna manera, y no solo eso, si no ni tan siquiera mirar.
Me extendería más en las entradas dando más si cabe mi opinión sobre lo que expongo, pero pienso que las entradas quedarían largas en exceso y podría provocar la huída del visitante, mucho que leer de un tipo que no conozco. Es por eso por lo que te agradezco tu comentario, ya que me das pie a poder seguir "participando" y explicar por ejemplo como me siento.
Muchas gracias y un abrazo para ti también.