Escribí hace un tiempo al respecto de crearnos nuestro propio camino, pues nada ni nadie nos va a sacar de donde nos encontremos. Cuando unos empleos bajan, siempre hay otros que suben. Otra cosa es la falta de herramientas y energía para estar preparados al cambio, para ello siempre podemos pedir ayuda en el acompañamiento a algún profesional.
Es por eso que aprovecho este último post del año para dar las gracias a todos aquellos que de una manera u otra han formado parte en algún lugar de mi camino.
Francesc Marieges, mi profesor de kinesiología y autor del libro "El Tao del cambio", por ser una gran persona y el que me introdujo en el apasionante mundo de la Kine.
Germán Antelo, porque sin él quizás no hubiese salido nunca de la cueva en la que me encontraba, por ser un gran acompañante y humano.
A todas y cada una de las personas que han apostado por ESPAI NATURAL en el acompañamiento dietético, emocional o físico, que sois más de 1400 personas.
Lidia, Cristina, Eva, Santi, Tina, Nieves, Emilia, Mónica, Raquel, Ruth, Isabel y algunas más que me dejo en el tintero por apostar y probar los cambios que la kinesiología les puede ofrecer, y que personalmente me han ayudado a crecer como terapeuta.
A grandes personas de una cafetería virtual que visito muy a menudo.
A Eva, por estar dispuesta al cambio y ser una gran persona, con buen sentido del humor y una gran profesional de la terapia.
A todos mis amigos, personas espectaculares.
A aquellos que me siguen en el blog.
A mis padres, un clásico, por darme la vida de la que disfruto día a día.
A mi hermana, porque aunque ella no es consciente en estos momentos, tiene un potencial increíble en su interior, que está deseando salir y ser mostrado al mundo.
Mi hermano, por sus grandes charlas y su ayuda inseparable.
A Gema, porque si de algo estoy seguro, no sería la persona que soy en estos momentos si ella no hubiese estado a mi lado. Porque ha estado ahí, tanto para lo bueno como para lo malo. Por su gran capacidad de ver lo complicado sencillo, y por su fuerza para pasar a la acción, algo que envidio de forma sana.
A mi hijo Elías, porque él si que es grande a pesar de contar con dos años. Porque és del que más he aprendido, mi mejor maestro. Sólo hace falta una de sus sonrisas para generar un cambio profundo que ni mil palabras podrían evocarme.
Muchísimas gracias a todos y todas, os deseo lo mejor que pueda pasaros para el año que entra, y que todos y cada uno de vuestros objetivos se vean cumplidos.
Un fuerte abrazo.
David Gómez.